LA EXTRADICIÓN SE NEGOCIA EN PANAMÁ

Como que todo el exabrupto refundacional de las últimas horas se debería a que un pariente muy pero muy cercano de los mandamases de Presidencial, a quien los gringos habrían solicitado en extradición desde el mes pasado, estaría enchachado en Panamá, donde al parecer tienen bien chequeaditos sus narcomovimientos.

Una solicitud de extradición que, por si fuera poco, también incluye a otro pariente igual de cercano, lo que habría obligado al gobierno refundidor a jugar con balón adelantado suprimiendo el tratado para ver si así evitan el viaje en pareja.

Según las malas lenguas, el susodicho está bien pegado al poder, con parientes directos en altas instancias del Ejecutivo y el Legislativo, donde uno de los meros toros sería su progenitor; parentescos que estaría queriendo utilizar para negociar una salida con las autoridades canaleras.

Pero a ver qué tal le va, porque no solo los panameños sino, por supuesto, los propios gringos, como que lo tenían ya días en su radar (nunca mejor dicho), pues al parecer sería el muchacho el encargado de monitorear los narcoaterrizajes en suelo olanchano.

Un negocito que habría heredado por tradición familiar, pues ya en el norte se han hecho eco de ello, precisamente durante el juicio al indómito, cuando acá lo de la extradición se celebraba casi como si se tratase de un engramillado nuevo.

Pero ninguno de ellos como que contaba con el giro repentino que darían los acontecimientos, que se precipitaron con las declaraciones de la embajadora gringa como excusa, quien reconoció haberse sorprendido al ver al ministro de Defensa y a su lacayo de las FFAA en pleno compadreo con el narcotorturador Vladimir Padrino en Venezuela.

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