JOH, ¿EN MANOS DE TRUMP?

Es bueno soñar, pero tampoco hay que pasarse. Si bien es cierto la Navidad invita a dar rienda suelta a la imaginación, tampoco las cosas hay que agarrarlas de changoneta, como esos que andan especulando con la posibilidad de que el indómito graciano de Juan Orlando acabe saliendo de su mamo neoyorquino por obra y gracia del chele Donald Trump, cuya asunción del poder está a la vuelta de la esquina.

Porque sí, ahí anda un tal José Tercero Midence, máster en derecho penal, dándole cuerda a esa posibilidad, o a ese sueño, según se vea, porque, aunque las leyes gringas ciertamente lo podrían permitir, difícil sería que lo hiciesen realidad, porque del dicho al hecho ya se sabe que hay bastante trecho, y más cuando el condenado en este caso esté tras las rejas por vainas de narcos.

Pero vamos al grano, porque lo planteado por Tercero Midence hace referencia a la atribución expresa que tiene todo presidente gringo de otorgar el perdón presidencial, si así lo quisiese, a todos los casos federales en la USA, como el del indómito expresidente catracho.

Hablamos de un proceso que se realiza a través de la Oficina del Perdón de la Casa Blanca, con una asesoría de los abogados y del Departamento de Justicia, quienes preparan el expediente en cuestión siendo el presidente el que único que puede decidir qué acción tomar con base en cuatro elementos: el perdón absoluto o parcial, la conmutación o reducción de la sentencia, la remisión o sustitución de la cárcel y la amnistía.

Tan complejas son las leyes gringas en ese aspecto que Tercero Midence asegura que dependiendo de lo que pudiese decidir el chele Trump, el indómito podría salir del mamo incluso sin ningún récord criminal, y podría tener sus derechos y obligaciones, tanto en Honduras como en las tierras del Tío Sam.

Según el penalista, esta decisión “depende únicamente del presidente, y si él lo quiere hacer, perfectamente puede aplicar el perdón”, tal y como hizo el actual presi Biden con su hijo Hunter, a quien lo anduvieron embarrando con chanchadas de todo tipo hasta que su papi dio la orden y su caso pasó a la gaveta del olvido.

Aunque en honor a la verdad habría que decir que para que eso se aplicase al indómito tendría antes que suceder algo fundamental: que el chele Trump supiese de su existencia, cosa que está en veremos. Pero bueno, estamos en Navidad y a la imaginación no se le puede poner freno ni bozal, por lo que habrá al menos que imaginárselo, por imposible que resulte.

Share via
Copy link