IROSHKA SACÓ EL BARRIO

La honorable diputada Iroshka Elvir sacó a pasear el barrio y la caja de lustre al final del último madrugón legislativo, luego de que Luis Redondo, conserje de la refundación en el Congreso, obrara su zancadilla a la solicitada renuncia de su exalero, el designado Nasralla, marido de la revoltosa.

Como si la hubiese poseído el ritmo ragatanga, golpeó la diputada insistentemente el mostrador del conserje con inclemente furia, pues acababa éste de sacarse de la chistera la enésima excusa para impedir la evolución del sueño de su amado, de ir nuevamente en busca de la guayaba.

Tal era la intensidad de su reclamo, que a Redondo se le congeló la caca, pues con evidente nerviosismo arrebató el micrófono ya en poder de la iracunda, para mascullar un tímido “vamos a continuar” ante un pleno que echaba chispas por su deliberada y cobarde postura.

Una actitud, la de IroshMicrofonoka, que además dejó otra lectura quizás menos trascendente pero igualmente picante: pues demostró estar dispuesta a impregnar con su orina cualquier rincón con tal de defender a su macho con uñas y dientes pese a los rumores de distanciamiento entre ambos.

Aun así, pese a su numerito, acabó el conserje saliéndose con la suya, pues argumentó su nerviosismo de impedir la renuncia del designado interpretando la Constitución a conveniencia, tal y como antes se hiciera en aquellos azules tiempos que él tanto criticó

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