INTOLERANCIA REFUNDACIONAL

¡Vaya vaya vaya! Los arrastrados afines a la propaganda refundacional volvieron a desenfundar su intolerancia, esta vez contra Carolina Meléndez, la investigadora social catracha que ventila desde Nueva York los pormenores del juicio que se lleva allá contra Midence Oquelí, donde han salido a bailar algunos nombres ilustres del oficialismo.

Y todo porque les peló la cara a los mentirosos que sin sustento se sacaron de la manga una lista de diputados que publicaron en las cuentas de redes sociales subvencionadas por el malandrín de Luis Redondo, desde donde se dedica desde hace años, con arrastrados pagados con el pisto del Congreso, a difamar a todo el que se les cruza por delante.

Si no fuera porque las amenazas que le han hecho son un asunto ciertamente serio, la actitud de los intolerantes resultaría hasta chistosa, pues meses atrás, ellos mismos más bien la idolatraban, cuando lo que informaba ella era lo concerniente a los juicios contra Juanchi, su hermano Tony y algunos otros más, donde los nombres que salían a relucir eran otros.

Quien denunció las amenazas fue la propia investigadora, que lamentó que, por hacer su trabajo de informar, “muchos simpatizantes e influencers” lambiscones con el gobierno de turno “comenzaron a enviarme mensajes de insultos y atacándome”, pues sus obtusas cabecitas no son capaces de asimilar que los de su cuerda son más pandos que la cola de un chancho.

Aseguró Carolina que uno de esos intolerantes es “un periodista de un canal afín al gobierno”, del cual empezó a recibir señalamientos no solo contra ella sino también contra su familia, que nada que ver en el tema, “cuando en realidad a nivel personal ni siquiera me conocen”.

Pero aun así afirma ella que seguirá haciendo lo que le corresponde, por lo que los lamebotas tendrán que seguir mamándola, ya que tiene toda la pinta el actual juicio de tener aún guardado bajo la manga un par de ases que muy probablemente pongan el panorama político catracho patas arriba, en especial por el calibre de los nombres que allá podrían salir a la luz. Crucemos los dedos.

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