HOSPITAL ESCUELA, LIMOSMERO Y CON GARROTE

El Hospital Escuela, que no tiene ni en qué caerse muerto, salió limosnero y con garrote, desechando la opción de poder hacer uso del cargamento de algodón que les llegó a dar este viernes Jorge Cálix porque “no reúne las especificaciones técnicas requeridas”, pese a que sus almacenes de medicina están más vacíos que la cartera de un venezolano.

Ahí salieron con un comunicado en el que se nota a leguas la alargada mano de Carla Paredes, diciendo que “el acto solidario de donación” del precandidato colorado no tiene cabida en ese centro porque es “de uso cosmético y no hospitalario”; una lógica que invita a pensar que el día que les instalen el cielo falso lo desecharán también por no ser de la marca preferida de la ministra.

Pero bueno, la cosa es que no se sabe qué harán con el algodón, pues ya dijeron que a sus quirófanos no lo asomarán pese que los mantuvieron cerrados varias semanas precisamente por falta de ese insumo, algo que la ministra es solo una pequeñez, pero para las decenas de pacientes que se fueron churros fue literalmente de vida o muerte.

Y es que ahora andan ellos bufones porque recién los acaban de reabrir, aduciendo que ya cuentan con un suministro de 3,800 rollos del adecuado, que es “quirúrgico, estéril y de alta calidad”, razones por las cuales se les dificulta acapararlo en el mercado, aún y cuando disponen del mayor presupuesto jamás visto en la historia del hospital, que aun así está peor que nunca.

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