HONDURAS: UN PAÍS RICO PERO DESGRACIADO POR LOS POLÍTICOS
Honduras, un país bendecido con riquezas naturales, pero desgraciado con su clase política, sigue siendo el escenario de la más entretenida telenovela de la política latinoamericana. Así lo dejó claro Gabriela Castellanos, directora ejecutiva del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), quien no escatimó en palabras al describir la tragicomedia en la que los hondureños están atrapados.
Castellanos, con su acostumbrado encanto ácido, resumió la situación: “Somos un país rico, pero la politiquería barata nos mantiene pobres. ¡Qué ironía! Somos un país con seudo líderes encantadores de serpientes, expertos en vender sueños y pesadillas por igual”. Y es que, según ella, el verdadero problema no son los recursos naturales, sino la “mentalidad pobre” de los gobernantes que los administran. Claro, administrar es un decir, porque parece que el manual de administración pública se lo saltaron en el curso.
Pero, como si la tragicomedia no fuera lo suficientemente entretenida, el gobierno decidió sacar a Honduras del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI). Castellanos lo describió como una movida magistral para alejar a cualquier inversionista que aún tuviera la loca idea de poner un centavo en el país.
En su presentación del informe “Relación entre corrupción y el desarrollo humano desde un enfoque econométrico”, Castellanos se detuvo para explicar cómo la corrupción no solo es un espectáculo vergonzoso, sino también una máquina de destruir la economía. “La corrupción afecta la pobreza, el desempleo, el presupuesto, la deuda pública… y sigue la lista”, dijo, como si enumerara los ingredientes de un coctel venenoso que los hondureños están obligados a beber a diario.