HONDURAS ESPERA “LA MANO AMIGA” DE TRUMP

El canciller hondureño, Eduardo Enrique Reina, mostró un optimismo cauteloso y con “la mano abierta” para la próxima administración de Donald Trump, quien, con su estilo particular y mano dura en temas migratorios, está causando suspiros y nerviosismo por igual en Tegucigalpa. Será que ven señales y quieren comportarse mejor ahora que saben que Trump pueda que truene muchas politicas en cotra y sin contemplaciones.

Aún con la vista puesta en políticas de “fortaleza fronteriza,” Reina suspira por “la posibilidad amiga” de estrechar esa relación histórica con EE.UU., como quien se asoma a la puerta con flores, pero un casco por si acaso.

La presidenta Xiomara Castro, con su propio toque de diplomacia, envió un mensaje de felicitación a Trump, deseando una “buena era” para América Latina. Pero no se engañen: Honduras entiende bien que este amor a distancia incluye condiciones. Reina recordó con elegancia que, durante el primer mandato de Trump, el TPS para hondureños fue más una montaña rusa judicial que una alfombra roja de bienvenida.

Aunque suene a diplomacia optimista, en el fondo reina la inquietud. Los temores sobre posibles deportaciones masivas están latentes, y el canciller parece confiar en que “la mano amiga” de Trump no venga con el dedo apuntando hacia la puerta de salida para los más de 1,4 millones de hondureños en EE.UU. Y mientras tanto, Honduras promete seguir “ajustando la política exterior” con la flexibilidad de un contorsionista, esperando que esta nueva relación no se convierta en un caso de “amigos con muchas restricciones.”

Reina también aplaude los esfuerzos de Castro para reducir la migración —un tema en el que hasta la mano amiga podría, en cualquier momento, volverse puño apretado— invirtiendo en educación, infraestructura y hasta en el campo agrícola.

Sin embargo, por si acaso, la economía sigue dependiendo de los 10 mil millones de dólares en remesas que los migrantes envían cada año, lo cual asegura que las políticas nacionales vengan con una dosis de pragmatismo.

Así, en este baile diplomático, Honduras extiende la mano abierta con un ojo en el futuro y el otro en el bolsillo de remesas, esperando que la melodía de “América First” suene más como un vals que un cierre fronterizo.

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