FRÁGIL Y VULNERABLE CAPIRUCHA

Volvió a caer una tormentilla en la “capirucha” y nada más fue cuestión de minutos para que muchas de sus calles se asemejaran a los canales venecianos, aunque en versión tercermundista. Y es que no hay manera de hacer entender a la indiada que, entre más basura tire a las calles, más arriba de las rodillas le llegará el agua cuando se le inunde en patio.

Ese, según las refundidoras autoridades capitalinas, es el principal clavo en muchas zonas de la urbe, pues por mucho que ellos limpien los tragantes, el basural que luego vuelve a caer en ellos repite la historia como en bucle.

Y a eso súmele la imprudencia de algunos energúmenos, que viendo ante sí el peligro de meter en los charcos sus motos y turismos, se avientan de todos modos, creyéndose inmunes a su escaso sentido común, que acaba como siempre: en lamentos y lloretas.

Aunque más allá de todo eso está el hecho de que la ciudad está en evidente estado de abandono, y eso no viene de ahora sino de hace mucho tiempo atrás; haciendo que cada uno aporte su granito de arena para un cagadal que se repite cada vez que llueve.

Pobre “capirucha”, tan frágil y vulnerable. Y lo peor es que no tiene pinta de que les llegará un rey Midas a convertir en oro todo lo que toca, pues los cuentos de hadas no son aplicables a una realidad que reparte las culpas entre todos por igual.

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