FOTOS Y RECUERDOS

Cualquiera que lo mira ahora, reconvertido de pies a cabeza en activista de Libre, jamás imaginaría que el flamante ministro de Seguridad, Gustavo Sánchez, tiene cola que le pisen, y no cualquier cola sino una de color azul, azul cachureco concretamente.

Así lo atestigua una foto que le sacaron de la hemeroteca, cuando fungió él como agregado policial en la embajada del gobierno del indómito Juan Orlando en tierras del imperio y no vacilaba a la hora de posar con su característica sonrisa.

Misma sonrisa que ahora pone cada vez que le toca mover la colita para atender las órdenes de sus amos del gobierno de la refundición, a quienes sirve con la misma devoción con que servía a sus amos de la administración predecesora, como todo un camaleón.

En la foto en cuestión, por cierto, se ve al activista en primer plano, vistiendo la indumentaria policial, dejando asomar una mueca de sonrisa reprimida por la ortodoncia, posando delante de la retahíla de personajes de la legación diplomática de aquel entonces.

Una imagen que, sin duda, dice más que mil palabras, y que seguramente el ministro quisiera borrar, sobre todo en estos tiempos donde ya se dio color y su dignidad y quehacer policial ya dejaron notar que tienen un precio.

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