FISCAL DE LA UFERCO PENDE DE UN HILO
Al fiscal de la Uferco, Luis Javier Santos, ya le empezó a caer el veinte acerca de que no puede andar partiendo piernas y vendiendo muletas al mismo tiempo, porque el hecho de jugar con ventaja siendo fiscal y teniendo a la mujer enchambada en la SIT le puede costar que se lo bajen del proceso de acusación que mantiene abierto contra Papi a la Orden en los juzgados de la capirucha.
Y así debería ocurrir si no fuera porque ya se sabe cómo se mueve la justicia refundacional, pues a primera hora de este lunes Dago Aspra, el abogado defensor del precandidato azulejo, le clavó una recusación por escrito, apelando al “principio de objetividad” que debe regir en estos casos, muy a pesar de un Luis Javier que este mismo día, de todos modos, se presentó a la audiencia inicial.
La recusación, según explicó el propio Aspra, le llegó al fiscal “por haber recibido un beneficio por medio de su cónyuge”, detallando que la dama “fue nombrada el 7 de abril del 2022 como secretaria general de la SIT”, lo cual da pie a que su mariachi no pueda tener la nariz metida en un caso que, además, según él, es “políticamente motivado”, pues la verdadera intención de armar tanto revolú es apearse a Papi de la campaña electoral vigente.
Y eso es así, según dijo Aspra, porque “la persona que está al frente de esta acusación es una persona que está incluida en esta causal de recusación y vinculado al actual gobierno, que es una de las partes en este proceso”, por lo cual “queremos que esta persona se separe de la causa” contra Papi.
Un Papi al que el clavo le viene saltando desde hace tiempo, cuando fue alcalde de la capirucha, por su presunta participación, según la Uferco, en el drenado de unos 28 millones de pesos de las arcas municipales; acusación que ya fue desvirtuada en 2016 por la defensa del exedil, mediante un informe del TSC que hacía constar que el hombre tenía sus cuentas al día.
Aun así, Luis Javier decidió revivir el tamal, lo que de volada se interpretó como una “persecución política” por parte no solo de la defensa legal de Papi sino por toda la oposición al unísono, pues da la casualidad han esperado verlo nuevamente en campaña para incordiarlo con lo mismo, sin presentar ninguna novedad en la acusación.
Pese a todo, el fiscal sigue haciéndose el de a peso, minimizando los motivos de la recusación porque según él, “el hecho de que mi esposa esté trabajando en una institución del Estado y que se me ataque por esa razón, es más un comentario misógino y es un irrespeto hacia la mujer”; argumento que, si no fuera porque se trata de un caso serio, bien podría ser incluido en el discurso de cualquier cómico de pacotilla.