FELIZ 2024 LE DESEA AL FILO

El 2024 se asoma con un cúmulo de retos y propósitos para una sociedad hondureña cada vez más hastiada de una realidad abrumadora y desquiciante, pero aún así incapaz de doblegarla y hacerla hincar la rodilla.

Desquiciante por el hecho de constatar el vergonzoso comportamiento de una clase política cada vez más abstraída de la crudeza que atañe al día a día de un pueblo al cual dicen representar.

Y abrumadora por una ruinosa precariedad económica absoluta que se ve guillotinada por la creciente e imparable pérdida de puestos de trabajo que orillan a cientos a mirar más allá de las fronteras para buscar su salvación.

Una salvación que adquiere tintes de literalidad por la imparable violencia y criminalidad que desde las altas esferas pretenden maquillar con cínicos informes que dan fe de una supuesta reducción de los homicidios, la cual no se percibe en ningún lado salvo en los cómodos despachos ministeriales.

Todo ello mientras en los hospitales escasean los medicamentos y proliferan las protestas, que también son el pan de cada día en un sistema educativo inmerso en un descalabro sin precedentes.

Los propósitos de año nuevo quedan así muy claros para una población que, contrario a su clase política, tiene muy claras sus prioridades, las cuales pasan, sobre todo, por sobrevivir pese a todo y contra todo.

El 2024 se planta entonces como una oportunidad de ir delimitando el campo de acción respecto a los que pronto saldrán en manada por las calles a pedir el voto e implorar la confianza de una gente a la que con vileza identifican por sus necesidades, que son extremas en muchos casos.

Necesidades, sin embargo, que se acentuarán una vez más con la erosión de una institucionalidad penosamente representada en la parálisis del Congreso Nacional, que deriva de la intransigencia e incapacidad de establecer un diálogo honesto y transparente que dé pie a consensos para desencallar la situación.

Un panorama sin duda desolador de la cruel y dolorosa realidad hondureña, que aún así ve con optimismo renovado el cambio de año, en el que sin embargo nada hace pensar en un cambio significativo que revierta los malos augurios.

Desde la sala de redacción de Al Filo queremos desearle un Feliz Año Nuevo. Que este nuevo año haya salud, prosperidad y un trabajo digno, sobre todo que no falte la fe y la esperanza de seguir adelante a pesar de todo.

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