FAUSTO: SE TIRA FLORES RECAUDACIÓN RECORD
El director de la Administración Aduanera de Honduras, Fausto Cálix, se vistió de gala metafóricamente hablando para anunciar que el 2024 cerró con números positivos en recaudación: ¡más de 59 mil millones de lempiras! Esto, según sus declaraciones, no solo es un logro monumental, sino que también lo coloca en el podio de los héroes nacionales, justo al lado de Lempira y los memes de redes sociales.
Con orgullo patriótico, Cálix señaló que este dinero será destinado a hospitales, carreteras, escuelas y otros proyectos dignos de portada, aunque los ciudadanos todavía están descifrando en qué parte del mapa están estas obras. “Aduanas es una institución clave para el desarrollo del país”, proclamó, dejando en el aire la pregunta: ¿desarrollo de quién?
¡Combustible subsidiado para todos! Entre sus hazañas, el funcionario destacó el heroico sacrificio fiscal de subsidiar 10 lempiras por galón de combustible. Este esfuerzo, que “benefició al pueblo hondureño”, costó más de 7 mil millones de lempiras, cifra que, según fuentes extraoficiales, también podría financiar la reparación de todas las carreteras llenas de baches… si alguna vez llegaran a arreglarlas.
Cálix también atribuyó el éxito recaudatorio a la modernización y digitalización de procesos en las aduanas. “Ahora todo es digital y automatizado”, dijo, sin aclarar si los trámites que todavía duran días también se modernizaron con un sistema de relojes de arena virtual.
Además, aseguró que Aduanas ha dejado de ser la “gallina de los huevos de oro” para los pícaros. Como prueba de su cruzada anticorrupción, mencionó las 18 empresas evasoras del fisco que, según él, habrían dejado de pagar más de mil millones de lempiras. Por supuesto, el pueblo espera ansioso que estos casos no terminen en el famoso archivo general de la impunidad.
La meta 2025: ¡62 mil millones y contando! De cara al futuro, Cálix ya tiene su vista puesta en una meta ambiciosa: recaudar más de 62 mil millones de lempiras en 2025. Sin embargo, dejó claro que la Secretaría de Finanzas tendrá la última palabra, porque no hay proyección que no necesite un toque de realismo fiscal.