EXTORSIÓN: GUERRA PERDIDA

 

Hace dos años, con bombos, platillos y promesas de una “guerra total contra la extorsión”, Honduras inauguró el estado de excepción, una medida que, en teoría, iba a liberar a los hogares hondureños del yugo de los extorsionadores.

 Hoy, tras 16 prórrogas y dos vueltas al sol, las cifras cuentan otra historia: la tasa de victimización por extorsión no solo no bajó, sino que pasó del 9% en 2022 al 11.6% en 2024. Es decir, la guerra prometida ha resultado ser más bien una tregua… para los extorsionadores.

Según el reciente informe de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) , titulado con precisión quirúrgica “Extorsión bajo la lupa: a dos años del estado de excepción” , unos 304 mil hogares hondureños sufren actualmente de extorsión, un incremento de 74 mil nuevos hogares víctimas desde el inicio de la medida.

 Pero no se preocupen, porque, a juzgar por lo que parece que mientras más víctimas haya, menos extorsionadores son denunciados y detenidos.

Seguridad a la hondureña: menos derechos, más miedo

El estado de excepción no solo se ha convertido en una estrategia de seguridad cuestionable, sino en una constante en el día a día de los hondureños. Si a alguien le quedaba duda, Nelson Castañeda, director de Seguridad y Justicia de la ASJ, lo resume con claridad: “Tres de cada diez hondureños se sienten menos seguros bajo esta política”. Pero al menos, podemos contar con la certeza de que los derechos ciudadanos sí están en estado de excepción permanente.

Así que la tal guerra solo fue un cuento para azorrar locos, pero no a los locos que extorsionan sino a los que ya están locos por la extorsión, conste valga el juego de palabras.

No contentos con atacar a sectores históricamente golpeados, como el transporte, los grupos extorsivos han diversificado sus “negocios”. Si hace una década los transportistas eran los blancos principales, hoy en día, ningún rubro parece inmune. Quizás, en un futuro cercano, los extorsionadores puedan ofrecer talleres para emprendedores en la diversificación de ingresos.

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