EN RETROCESO

 

Para variar y sobre todo no perder la costumbre de los malos récord ahora Honduras sigue figurando como la tierra donde los defensores de derechos humanos son recibidos con balas en lugar de abrazos, y el riesgo de ser asesinado es el precio que se paga por levantar la voz en favor de la justicia y la equidad.

El informe difundido en Tegucigalpa nos ofrece una dolorosa radiografía de la realidad hondureña: al menos 24 valientes defensores de derechos humanos fueron silenciados para siempre en el año 2023. Un verdadero récord en el macabro juego de la opresión.

Guapinol, una comunidad que debería ser sinónimo de paz y armonía, se convierte en escenario de una tragedia repetida una y otra vez. Diez de los defensores caídos encontraron su final en este rincón del Caribe hondureño.

Pero la violencia no conoce límites geográficos en este país de paradojas. Desde el Caribe hasta el oriente, los defensores son blanco de las balas y las amenazas. ¿Qué importa si estás en Atlántida, Yoro o Francisco Morazán? La muerte no hace distinciones.

La ACI Participa alza su voz, denunciando el retroceso en materia de derechos humanos. Vaya sorpresa, contrario a lo que podríamos esperar en un país que debería estar avanzando hacia la justicia y la protección de sus ciudadanos, la realidad nos muestra un escenario desolador. Los defensores son abandonados a su suerte, atrapados en el fuego cruzado de la burocracia y la indiferencia.

Edme Castro, directora de ACI Participa, recuerda con pesar la triste realidad: los conflictos internos entre las autoridades encargadas de proteger los derechos humanos han convertido a Honduras en un campo de batalla para aquellos que osan levantar la voz.

En el teatro de los absurdos que está Honduras de acá, los defensores de derechos humanos son los protagonistas de una tragedia sin fin.

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