ELECCIONES PRIMARIAS: PAN Y CIRCO

Sigue el máiz a peso en la indómita Honduras, donde el corcho no solo flota sino que también vuela, pues es un rancho donde las cosas solo cambian cuando conviene a los que mandan, y no es la vida política una de ellas.

Mientras continúa el baile de precandidatos a la guayaba por los distintos partidos, la pobre catrachada a la que exprimirán pidiéndole el voto apenas alcanza para la sal del huevo y sus derechos ciudadanos siguen de paseo, volando en primera clase.

Pero qué más da mientras haya a quien engatusar con promesas renovadas hasta el hastío y sin pudor, que además son las mismas de hace cuatro años, cuando la casaca que las azuzaba era también la mismita.

Una casaca que se mezcla con insultos barriobajeros entre los suspirantes, que no le amagan ridículo con tal de ganar notoriedad y con ello aumentar sus posibilidades en las urnas.

Porque es Honduras un país donde el pan y el circo son el verdadero platillo nacional, que no llena los estómagos, pero sí las mentes con ilusiones pasajeras que, sin embargo, son aceptadas con todo y sus nefastos antecedentes de falsedad.

Porque un pueblo bruto es un pueblo dócil, donde fácilmente las mayorías son empujadas para donde convenga a los dos que tres que desde las tinieblas moldean el futuro a corto, mediano y largo plazo, a pesar de los pesares.

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