EL POLLO APROVECHA LA CRISIS
No hay duda de la capacidad que tiene el Pollo Contreras para sacar tajada de cada cagadal que se le arma en San Peter, aunque ni él mismo sepa muy bien cómo lo hace. Primero fueron los ambulantes y después los carreteros quienes se le pusieron al brinco, y en ambos casos el alcalde salió airoso.
Se trata de una capacidad nunca antes vista en un político catracho, porque no importa de qué modo afronte el Pollo las crisis, ya que siempre suele salirse con la suya, tal y como lo atestiguan las redes sociales, donde poco falta para que lo encumbren al ladito de Mandela.
A inicios de semana desalojó a los ambulantes del parque, que en respuesta casi le meten fuego al centro de la ciudad, desatando una lluvia de pedradas y trompada mientras el hombre hacía política en la “capirucha”, desde donde, sin embargo, calmó las aguas logrando la resolución del conflicto y obteniendo a cambio el aplauso de 3/4 partes de la ciudad.
¿Qué hubiera pasado si hubiese sido otro el alcalde? Seguramente esas mismas 3/4 partes se le habrían echado encima, tildándolo, como mínimo, de autoritario, tal y como ocurrió con sus predecesores Calidonio y Zúniga cuando les ocurrió lo mismo.
Y para cerrar la semana fueron los carreteros los que lo pusieron a sudar, cerrando el paso por unas horas en el Segundo Anillo luego de que el Pollo les requisara los maltratados caballos y yeguas con que se ganan la vida. ¿Resultado? Toda una ciudad a su favor.
Son solo dos ejemplos, que bien pudieran ser tres, cuatro o cien. Como la vez que le ofreció las trompadas a su vicealcalde Omar Menjívar en un video que grabó frente a la oficina de éste en la “muni”, a la que además mandó cambiar el llavín. Decisión infantil y barriobajera que fue también aplaudida por las masas.
Y así casi todos los días, en los que el alcalde contabiliza adeptos por montones con una clase de populismo tan afectivo que ya quisieran tener muchos en Casa Presidencial. Su caso sin duda es digno de análisis y confirma, por si aún hacía falta, que es el catracho un pueblo que se conforma con el circo, aunque no tenga ni para la sal del huevo