EL GRAN DILEMA DE DORIS GUTIÉRREZ

Bonita contradicción la que se mandó la designada presidencial, Doris Gutiérrez, al criticar abiertamente el “clientelismo político” imperante en tiempos de campaña proselitista, donde sin embargo es ella parte del problema, por mantener viva su alianza con los refundidores, que son los mayores promotores de eso que tanto critica.

Señaló negativamente la doñita que los políticos, entre los que, por supuesto está ella misma, son los que han mal acostumbrado al populacho, en especial al más humilde, “a que si no le dan algo no responde”, acrecentando cada vez más un problema que, a la larga, se ha convertido en una bola de nieve imposible de detener.

Hablamos de un cagadal que, sin embargo, no es ajeno a la propia clase política, y en especial a los funcionarios con que estos llenan el organigrama estatal, volviendo una necesidad el hecho de “fortalecer un sistema de reclutamiento en la administración pública que pase por hacer pruebas”, para ver si es cierto que saben a lo que van cuando aceptan sus cargos.

“La democracia se entiende como ir a ejercer el sufragio cada cuatro años y ni siquiera (los electores) saben por quién están depositando el voto” criticó, aún y cuando ella se ha beneficiado abiertamente del problema, ya que, pese a reconocer que eso es algo que está vinculado “con el nivel educativo” mayoritario de la población, tampoco hay voluntad política por remediarlo. Quizás porque no les conviene.

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