EL GRAN CIRCO DE OCHOA

El gran maestro circense y también ministro de Finanzas, Marlon Ochoa, hizo su presentación ante el Ministerio Público, donde llegó a poner explosivas denuncias referentes al manejo fraudulento de un billetal de proporciones épicas que, según él, se hizo desde el Estado entre los años 2012 y 2023, mediante cuatro fideicomisos.

Fideicomisos que embarran a nada más y nada menos que al extraditado Francisco Roberto Cosenza, viejo jefe de la Tasa de Seguridad; al exiliado Ebal Díaz, que hizo y deshizo desde la juanorlandista Vida Mejor; y a la tristemente célebre Invest-H, que no requiere mayor presentación. Todo ello ocurrido entre 2012 y 2022, cuando el indómito era quien gobernaba desde el Congreso primero y desde Presidencial después; pero también en 2023, que fue el primer año de mandato refundacional.

Y es que, según Ochoa, solo en ese año, bajo la égida del entonces jefe del IP (ahora en Copeco), Darío García, abanderado del ala de los “calixtos”, perdió de vista 3 mil millones de pesos que, según el ministro, son la razón de que la comandanta Xiomara Castro ordenó semanas atrás la intervención de esa instancia gubernamental.

Todos ellos mencionados con nombre y apellido y con los chorritos de sudor bajándole por la frente, consciente de que no era un chisme de cuartería el que llegó a contarle a su correligionario fiscal Johel Zelaya, a quien encargó ponerse las pilas e investigar la sopa, pues según él, sus pruebas son tan irrefutables como su soberbia.

Entre todo y todo, al final resultó ser la de Ochoa una presentación magistral, a la que imprimió un giro dramático digno de los mejores magos, pues en su cruzada antineoliberalismo arremetió también contra el COHEP, institución a la que acusó de haber metido las manos en las acrobacias financieras del fideicomiso del “Tasón”.

Todo ello lo plasmó en un documento que luego ventiló en las redes sociales, y que da cuenta de una obra maestra del drama burocrático, detallando el “pando” manejo del billetón, cuya módica suma asciende a 95 mil millones de pesos; malversados, según Ochoa, violando las mismísimas normas de la Ley de Contratación del Estado.

Según los cálculos de Ochoa, más o menos la vaina andaría así: 30 mil millones “hueveados” a través del “Tasón”, los cuales habrían desaparecido en menor tiempo de lo que tarda un mago en sacar un conejo de su chistera; 19 mil millones más que desaparecieron por arte de magia del IP entre los años 2012 y 2022; y 38,500 millones más que se habrían embolsado a través de Vida Mejor, que acabó siendo un cuento de hadas con final infeliz.

Y así, señoras y señores, Marlon Ochoa vivió otro momento de gloria bajo los reflectores y rodeado de micrófonos, como bien le gusta, presentándose como el “mero gallo” anticorrupción y haciendo malabares de todo tipo para hacerlo parecer real, pues nadie duda de su capacidad de desaparecer las cosas, ya que de en su agenda mediática no hubo explicación acerca de cómo fue que en dos años y medio enchambado en el gobierno se acaparó una mansión de 14 millones en Santa Lucía. Pero ese ya es otro asunto.

Pero bueno, la cosa es que ahora el balón está en el tejado del fiscal, que hace poquito prometió “medidas radicales” para dar justicia al pueblo. Un pueblo que lo único que pide es que con la misma fanfarria demostrada hoy, también presenten más adelante otros casos de corrupción igualmente sonados y que involucren a actores políticos de todos los colores del arcoíris, y no solo de sus contrarios.

Es decir, que no se muevan solo por la venganza para doblar la mano de aquellos que no les aguantan paja con lo de la mentada Ley Tributaria, o que no les aguantan paja con sus movidas chuecas y de corte meramente político, como los “calixtos”, a los que tratan ya como si fuesen leprosos.

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