EL GENERAL Y SU “CADENA DE MANDO CELESTIAL”

Una lección de protocolo militar para políticos despistados

En un alarde de manual sobre cómo defender la jerarquía militar con un toque de teatralidad, el jefe de las Fuerzas Armadas, Roosevelt Hernández, dejó claro que cualquier intento de interpelarlo en el Congreso Nacional debe pasar primero por la oficina de su “comandante general”, la presidenta Xiomara Castro. Porque, claro, en las Fuerzas Armadas no se mueve ni un alfiler sin que el “comandante celestial” dé su bendición

El Partido Nacional, siempre ávido de ejercer su rol de oposición, solicitó reunirse con la junta de comandantes, pero con una peculiar condición: sin la presencia incómoda de la ministra de Defensa, Rixi Moncada. Porque, ella es juez y parte con el doble rol que tiene como ministra y precandidata bendecida de Libre.

Ante este despliegue de “diplomacia selectiva”, el general Hernández, con un tono que rozaba lo paternal, explicó a los periodistas cómo funciona la “estructura jerárquica” de las Fuerzas Armadas. “Tengo un comandante general, y si yo violento esto, caigo en una ilegalidad”, sentenció, como si estuviera explicando a un grupo de cadetes en su primer día .

En resumen, cualquier solicitud debe ser dirigida a la presidenta Castro, quien, como maestra de ceremonias del poder, decidirá si un Poder del Estado puede o no tener acceso a los salones del mando militar. ¿Cuántos formularios necesitarán los diputados? Eso todavía no se sabe, pero seguro el trámite será tan ágil como cualquier gestión gubernamental.

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