EL FAMILIÓN NO PERMITE SOMBRA EN LIBRE

 

En el Partido Libertad y Refundación (Libre), el show nunca se detiene. Nuestra estrella invitada de hoy es nada más y nada menos que la exrectora de la UNAH, Julieta Castellanos, quien ha decidido poner el dedo en la llaga y decir lo que todos sospechábamos: hay una división inminente en ese partido.

El Tribunal de Honor de Libre, en un acto de suspenso digno de un thriller, decidió expulsar al diputado Jorge Cálix. Pero, como si estuviéramos viendo una película de comedia, Manuel Zelaya, el gran coordinador del partido, salió a desmentirlo casi de inmediato. Y mientras tanto, Cálix, nuestro protagonista desafiante, hacía su aparición en otro medio de comunicación, asegurando que nada de esto lo detendría.

Julieta Castellanos, en su papel de analista política, nos revela la trama oculta: en Libre, quien tiene la última palabra es el señor Manuel Zelaya. Sí, ese mismo que, según Castellanos, tiene una habilidad especial para decidir el destino de sus correligionarios con un simple gesto, tal como lo hizo con el alcalde de Tocoa, Adán Fúnez.

La tensión aumenta con la candidatura de Jorge Cálix, quien parece estar siendo marginado al más puro estilo de los exiliados políticos. Y no es el único: María Luisa Borjas, Nelson Ávila y Wilfredo Méndez ya conocen bien ese camino. Según Castellanos, en Libre no hay lugar para aspirantes que puedan hacerle sombra a la corriente oficialista, y esto está provocando una fractura cada vez más profunda dentro del partido.

La situación es tan rocambolesca que Cálix, con su propio séquito de seguidores, se ha convertido en una piedra en el zapato para aquellos que impulsan la candidatura de Rixi Moncada.

Pero no contentos con dejar las cosas ahí, los líderes de Libre han decidido que la mejor forma de lidiar con Cálix es pintarlo como el villano de esta historia, acusándolo de corrupto por haber sacado a personas que él mismo colocó en el gobierno. Jorge Cálix no solo desafía a la familia Zelaya, sino al mismo partido, convirtiéndose en el rebelde y eso el familión no lo perdona.

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