EL BANANO AHORA ES FRUTA DE LUJO
En el pintoresco mundo del banano hondureño, el gerente de la Asociación de Productores Bananeros, Maynor Velásquez, reveló una realidad que pareciera un cuento dado que Honduras ha sido productor de banano: la fruta que antes costaba casi nada, ahora parece aspirar a un lugar en las vitrinas de joyerías.
“Pasamos de comprar tres bananos por un lempira a pagar tres lempiras por un banano. A este ritmo, no sorprendería que los pongan en una caja de cristal y los vendan por subasta en eventos exclusivos”, bromeó un consumidor anónimo al enterarse de la noticia.
Según Velásquez, las constantes inundaciones y la reducción de áreas de producción han hecho que el banano sea una especie en peligro de extinción en el mercado nacional. De 10,000 hectáreas que alguna vez produjeron esta fruta de oro amarillo, ahora apenas quedan 700, lo que parece una cruel ironía en un país donde el banano era casi un derecho constitucional.
“No nos falta voluntad; nos falta dinero”, insistió el productor, dejando claro que, aunque han buscado alternativas para financiar a los pocos héroes agrícolas que quedan, las puertas gubernamentales parecen más cerradas que una caja fuerte suiza.
Y es que no es para menos: después de las embestidas de Mitch, Eta, e Iota, que dejaron al sector agrícola con más deudas que esperanzas, muchos productores no tuvieron más remedio que vender sus fincas. Hoy, los restos del glorioso imperio bananero se reducen a pequeñas parcelas en Cortés y Colón, mientras los bananos se vuelven casi un objeto de deseo.