ECONOMÍA: 2024 UN AÑO PARA OLVIDAR, PERO NO PARA APRENDER
El economista Roberto Lagos cerró el 2024 con un análisis económico digno de una película de terror. En su cuenta de X, resumió el año como una colección de “inconsistencias y medidas tardías” que han convertido a la población en el saco de boxeo favorito de las decisiones gubernamentales.
Según Lagos, el Gabinete Económico probablemente celebra las revisiones aprobadas por el FMI como si fueran un campeonato mundial. Pero, dice, basta con mirar las cifras para notar que la “gran labor” es más bien un show de pirotecnia con pólvora mojada.
El lempira: cada vez más ligero
El tipo de cambio pasó de 25.5059 al inicio del 2025, acumulando un deslizamiento de 73 centavos durante el año. En palabras más simples, el lempira parece estar en una dieta forzada, perdiendo peso mientras las familias hondureñas pierden poder adquisitivo.
Ah, y el sistema de subasta de divisas, ese que prometía eficiencia, sigue generando más atascos que una carretera inundada. Obtener dólares hoy es tan complicado como sacar visa de turista a Marte.
Tasas de interés: subiendo como globo de feria
Lagos detalló con precisión quirúrgica cómo las tasas de interés en sectores clave, como agricultura, comercio, industria y servicios, se han disparado. En resumen, si tenía un préstamo en 2023, para 2024 ya recibió la temida carta del banco: “Feliz Navidad, su tasa ha subido”.
¿Y qué hace el gobierno para arreglarlo? Ofrecer subsidios, esa solución que, según Lagos, es el equivalente económico de poner una curita en una fractura expuesta.
Conclusión: un llamado al aprendizaje
Lagos concluyó su análisis con una dosis de optimismo involuntario: “Ojalá las autoridades aprendan algo”. Una frase que podría perfectamente ser el epitafio del año 2024.
Pero al menos algo queda claro: si las políticas económicas fueran un experimento de laboratorio, los ratones ya habrían pedido asilo en otro país.