DUDOSO PRIVILEGIO

Con su pasaporte bolivariano en regla, el comandante Mel Zelaya se convirtió en uno de los pocos que gozan del dudoso privilegio de haberse enchutado en suelo venezolano sin problemas, valiéndose de su condición de “veedor” de las elecciones presidenciales de aquel país y amigo íntimo del dictador Maduro, que este domingo se juega el pellejo en las urnas.

Aunque más que un simple veedor, el caudillo de la refundación catracha será mas bien un aval, pues la mandracada que parecen estar cociendo sus camaradas socialistas bolivarianos tiene pinta de que tendrá proporciones épicas, ya que es mucho lo que se juegan y no van a ser tan papos de soltar la guayaba en un ejercicio democrático de esos que tantas alergias les provoca.

“Siempre acompañamos, esta vez en misión internacional por las elecciones, a Nicolás Maduro y a la Revolución Bolivariana en su lucha histórica contra el imperialismo y su injusto bloqueo”, tuiteó el bigotón tras ser recibido allá por una comitiva de un régimen al que el gobierno refundidor catracho apoya sin vacilaciones pese a que representa todo lo que ellos dicen combatir.

No cualquiera entra estos días en Venezuela, pues su dictador, en un delirio paranoico de esos que tanto suelen identificar a los de su estirpe, llegó incluso a ordenar el cierre del espacio aéreo para impedir la llegada de otros veedores que, contrario a lo que anda haciendo Mel, sí iban con la idea de observar y denunciar lo que allá ocurra o pudiese ocurrir.

Y en esa colada se fueron delegaciones enteras de diplomáticos extranjeros e incluso expresidentes de la región, a quienes les tocó dar media vuelta sin bajarse del avión, pues no están los bolivarianos por la labor de arriesgarse a que cualquier pelagatos les llegue a desenmascarar sus chanchullos.

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