DOCTORES SIN LICENCIA

Como Pedro por su casa andan en los hospitales catrachos los matasanos que el gobierno de la refundación importó desde Cuba, a quienes ni siquiera ha pedido la licencia que acredite que saben lo que recetan, pues la prioridad de su traída obedece solamente a fines ideológicos.

Un detallito que a los refundidores les vale chancleta, pues de todos modos ahí andan los 90 y pico de isleños dando tumbos de sala en sala, vistos con recelo por sus colegas locales, que mantienen encendida la hoguera por si toca expiar los pecados de alguno.

Las comprensibles dudas respecto a la fiabilidad de los caribeños ha llevado a los galenos cinco estrellas incluso a recetar a sus paisanos no dejarse manosear de éstos, por si acaso también les da por comer niños.

En cualquier caso, las jeringas siguen en todo lo alto, con los médicos locales reclamando panza arriba lo que consideran una intromisión, y un gobierno que simula padecer otitis aguda, haciéndose el sordo ante los reclamos.

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