DISCREPANCIAS PONEN A TEMBLAR A MUCHOS CATRACHOS
Las evidentes y frecuentes discrepancias entre don canciller y la embajadora Dogu ponen cada vez a más catrachos a echar cuentas sobre las consecuencias de toda índole que los rifirrafes dialécticos entre ambos les podrían significar.
No hace falta ser muy sabio para intuir que cada llamado del catracho a la gringa hace temer lo peor entre los cientos de compatriotas en los “Yunái”, afligidos cada vez que toca reclamar la ampliación de su estatus legal en el norte.
Pues se sabe que son los gringos el mayor “partner number one” de la refundación, por más que a ésta le cueste digerirlo, y basta que allá estornuden para que acá se sienta todo el peso de la gripe.
Buena falta haría poner las barbas en remojo e imaginar un escenario en donde a estas tierras, que un familión pretende gobernar con bigote de hierro, le clavaran un tributo a los “verdes” que desde el norte se le envían con religiosa esperanza.
Pero no parece vislumbrarse un cambio a favor del respeto a la opinión contraria por parte de los anfitriones, que exigen a Dogu ceñirse a según qué asuntos. Sin embargo, tampoco se percibe reciprocidad en sus exigencias, pues el comandante vaquero no hace mucho se despachó un video cuestionando la política exterior gringa mediante la tal Doctrina Monroe.