¡DIPUTADOS MAÑOSOS Y CÍNICOS!
A Redondo le sigue entrando por un oído y saliendo por las nalgas lo que la catrachada diga de él, pues por mucho revolú que monten a su alrededor, el tipejo sigue siendo fiel a su política de abanderado de la picardía.
Luego es una sola lloreta cuando lo agarran de piñata, pero es que se esmera para ganarse los sopapos, pues por muchas cruces que ande ya en el lomo, ahí sigue en el Congreso, repartiendo bonos a la garduña para deleite de unos cuantos padres y madres de la patria que no le arrugan la cara a sus mañosadas.
Según dijo Umaña, son 100 mil bolas mensuales las que se embolsa cada sinvergüenza, entre los que asegura no estar él, pero sí algunos suplentes de su descompuesto partido, que han agarrado el billetón a cambio de relegar a un segundo plano los principios por los que se postularon para acaparar el curul que ahora ocupan.
Al trance lo han denominado “bono sardina”, sucesor del “bono navideño”; un verdadero pistal que los que acceden a él ni siquiera deben liquidar, pues parece que basta con apañarle las mandracadas a Redondo y sus amos en Presidencial para hacer las paces con la transparencia.