DIOS LOS CRÍA Y ELLOS SE JUNTAN
Con la desvergüenza propia de quien carece de la misma, José Manuel Zelaya Rosales, sobrino homónimo de Mel y flamante ministro de Defensa del gobierno refundidor, se reunió en las últimas horas con su contraparte venezolano, Vladimir Padrino López, señalado desde hace un tiempal por sus prácticas tortuosas y por supuesto antidemocráticas contra la disidencia en su país.
“¡Estrechando lazos de amistad entre Honduras y Venezuela!”, publicaron en las redes sociales de aquel país, donde el pueblo sufre más de la cuenta por reclamar su decisión expresada en las urnas y reprimida luego en las bartolinas precisamente por Vladimir, sobre quien pesan muy malos reportes por su quehacer represivo.
A la reunión también asistió, por supuesto, el lacayo refundidor de las Fuerzas Armadas, Roosevelt Avilez, lo que ha provocado toda una ola de indignación y preocupación entre quienes ven en ella un paso más hacia del castrozelayismo en su plan de perpetrarse en la guayaba a costa de lo que sea necesario.
Y es que a nadie es ajeno que Vladimir, a fin de cuentas, es quien sostiene malamente en el poder al narcodictador Maduro, que a su vez se agarra de él para soportar los embates de un pueblo enardecido por el fraude que les clavaron ante los ojos del mundo sin que nadie del alto estamento bolivariano haya mostrado hasta ahora un ápice de vergüenza y decencia.
“Vergonzoso para Honduras estar dando la mano a quien, con fusil y represión, mantiene una dictadura odiada por su propio pueblo”, reaccionó el turco empresario Eduardo Facussé desde X, donde el gobierno refundidor está volviendo a quedar mal parado a cuenta de su imagen, que cada día va mermando en popularidad.
Pero eso es seguramente algo que ellos y saben, de tal modo que da igual lo que se murmure alrededor mientras sigan dando los pasos necesarios e inequívocos de sus intenciones, que según muchos no son otras que replicar lo que la indicada decida en las urnas en 2025 para luego sostenerse a partir de entonces al más puro estilo del chavismo: haciendo oídos sordos a los reclamos de la razón