DIMES Y DIRETES ECONOMICOS ARDEN LAS REDES SOCIALES
¡Oh, las redes arden y las espadas están en alto! En una esquina, Eduardo Facussé, empresario y cronista autoproclamado del “desgaste nacional”, arremete en una lista tan minuciosa como para mandar a imprimir camisetas con cada punto: tasas de interés suben, la dolarización anda cojeando, las exportaciones bajan, y así continúa con su enumeración digna de un recuento apocalíptico. Facussé, indignado, pide a viva voz una respuesta: “ministro Duarte, ¿dónde están mis mentiras?
Duarte, por su parte, no se queda callado. Responde con todo el fervor de un monje del “socialismo rescatador”: que si el programa económico de la Presidenta es de rescate social, que si los fantasmas del neoliberalismo y el narcoestado ya se fueron con sus bolsillos llenos, y que ahora es el turno de darle al pueblo lo suyo, en forma de subsidios y proyectos nacionales. Y, por supuesto, no faltan los 40 decretos de exoneraciones “diabólicas” de antaño, como si cada uno de ellos fuera un personaje en un cuento de terror.
Facussé, sin amedrentarse, responde como todo empresario con treinta años de trayectoria (y una indignación acumulada): “Nunca le he vendido nada al gobierno ni tengo aspiraciones políticas; mi único interés es Honduras”. ¡Una oda a la honradez! Pero entre líneas, la pólvora no puede faltar: felicita al gobierno por lograr, irónicamente, hacer crecer al sector financiero “a costillas del resto de sectores que se empobrecen”.
La respuesta de Duarte llega como un latigazo ideológico: Facussé, según él, dejó su rol de “empresario serio” para convertirse en una especie de Nostradamus del apocalipsis financiero. Y por si fuera poco, Duarte le recuerda que la Presidenta está destinando millas de millones a los campesinos. Así que, en palabras del ministro, si Facussé realmente quisiera el bien del país, apoyaría al gobierno en vez de “anunciar el fin del mundo cada semana”.
Y así queda el duelo del fin de semana, con dimes y diretes, acusación y aclaraciones, todo en un hilo que podría llenar varios capítulos en la novela.