DESTAPAN “NEGOCIAZOS” EN EL CONGRESO
Para analizar en su justa dimensión todas y cada una de las mandracadas cometidas en el Congreso de Luis Redondo Guifarro, lo más conveniente es agarrar palomillas y ponerse cómodos, porque la lista es larga y ofrece escándalos para todos los gustos. Y menos mal que está ahí la ASJ, que este miércoles les aventó al pecho otro de sus devastadores informes: “Monitoreo legislativo: asesores, asistentes y consultores en abundancia; resultados en escasez”.
Empecemos: solo en 2024, por autorización expresa de Redondo, el Congreso Nacional refundidor ha aflojado 106 millones de pesos para pagar asesores, asistentes y servicios de consultoría, y eso que aún estamos a mediados de noviembre. Estamos hablando de 118 contratados, muchos de ellos con sueldazos arriba de las 100 mil maracandacas mensuales.
Habrá quien diga que es un gasto necesario teniendo en cuenta la importancia de todo lo que se mueve en el Congreso, pero el rollo es que, bajo la batuta del conserje de Mel, apenas aprobaron este año 93 proyectos de ley de los 443 que se presentaron, por lo que no se explica entonces en qué realmente se gastaron ese billetón, pues la productividad legislativa anduvo por la veinte.
Sigamos: resulta que el molote va aún más allá, porque a pesar de tanto asesor y tanta vaina, las gavetas del Legislativo, según la ASJ, están hasta la pata de proyectos en ‘stand by’; exactamente 320 son los que están paralizados y apenas 10 se están discutiendo a día de hoy. Algo normal si se tiene en cuenta que los honorables solo han sesionado 64 días en el año, lo que equivale a 242 horas de trabajo, que si uno le mete la calculadora salen a 4,381 pesos cada una.
Son tan bárbaros que, pese a que se la han pasado pelazón tanto tiempo, hasta el pasado octubre se habían volado 898 millones del presupuesto, de los cuales 189 se fueron en pagarse sus propios sueldos, 113 milloncitos más en viáticos de Redondo y sus más afines, 60 más en los suplentes y 15 de chascada en viajes al extranjero.
Pero eso no es nada en comparación con los 298 millones que aflojaron para las tales subvenciones, sin que ni uno solo de todos los mandraqueros que las aceptaron haya rendido cuentas de en qué carajos se gastó el pisto, pues durante la jefatura de Redondo ahí como que solo hay que ir a traer el pisto y no preocuparse de nada más.
Y ya para ir cerrando: muchos de los asesores mencionados al principio como que fueron a parar a las gerencias, a las comisiones especiales y de proyectos, pero no a los diputados, pese a que se supone que para eso era que los querían, significando un derroche mensual alrededor de los 4 millones de pesos durante 10 meses, para un total de 44 milloncitos.
Para ponerlo en perspectiva, ese pisto ya es más de lo que tiene asignado como el Portal de Transparencia, algo que a lo mejor esté directamente relacionado, pues no es tan ingenuo Redondo como para fortalecer a una institución cuya tarea es precisamente hacer de público conocimiento ese tipo de mandracadas. ¡Y luego se quejan cuando los dejan fuera de la Cuenta del Milenio!