DECADENTES LES DICE RIXI A OPOSITORES

En la realidad política, donde los retazos de promesas incumplidas y los jirones de discursos reciclados se entrelazan como las piezas de un rompecabezas mal hecho, la precandidata presidencial Rixi Moncada levanta su voz. “Esos que se han unido en pedazos son una muestra de decadencia política, de miseria humana”, proclama, como si hablara de una obra de arte abstracto que no termina de cuajar.

Claro, en el universo alterno, de Ramona, la oposición no es más que un mosaico de contradicciones y un collage de desesperación, mientras ella, desde su pedestal inmaculado, observa cómo se desmoronan sin remedio.

Tras destrozar a sus oponentes con palabras más afiladas que una navaja de afeitar, Rixi se ajusta la capa de la justicia y la decencia, lista para la batalla final.

“Los vamos a vencer con nuestros valores y nuestros principios”, exclamó En su mundo ideal, las campañas políticas se ganan con abrazos y frases motivacionales, como si la política fuera un concurso de buena conducta y no el circo de tres pistas que todos conocemos.

Finalmente, la exministra de Finanzas, armada hasta los dientes con decencia y verdad, se prepara para enfrentar a sus enemigos políticos, de la misma manera que junto al pueblo lo hizo Xiomara Castro, en lo que ella describe con épico fervor como “la madre de las batallas”.

En su discurso recalcitrante la historia de una lucha épica donde los villanos se desmoronan bajo el peso aplastante de la decencia, que solo ella cree que tiene.

Así, en este teatro de la política donde cada palabra es un arma y cada gesto, una táctica, Rixi Moncada nos invita a creer que la política no es más que un juego de valores, una danza de principios, y que, con un poquito de trabajo duro, amor, y una generosa porción de decencia, los pedacitos de la oposición no tendrán más remedio que rendirse ante su brillantez.

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