CUANDO LO “EXCEPCIONAL” SE VUELVE COSTUMBRE
El director de Seguridad y Justicia de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), Nelson Castañeda, ha tenido la osadía de leer la Constitución y ha llegado a una conclusión impactante: el estado de excepción en Honduras es ilegal.
Sí, ese mismo estado de excepción que ha sido renovado 18 veces como si fuera una suscripción de Netflix.
Castañeda recordó que la Carta Magna no es un rompecabezas ni un libro de poesía para ser interpretado subjetivamente. “Es claro, no deja espacio para la creatividad jurídica. Lo que está haciendo el Gobierno es ilegal”, enfatizó, probablemente con la renuncia de quien explica lo obvio en un país donde lo obvio se ignora con maestría.
El estado de excepción, que se suponía un remedio temporal, se ha convertido en un hábito gubernamental, como el café por la mañana o los apagones en verano. Y para no perder la costumbre, también se aplicará en las elecciones primarias del próximo 9 de marzo. Porque, al parecer, la “democracia” también debe tener suspensión de derechos constitucionales justo cuando los ciudadanos deben ejercer su voto.