CPH SE PARA EN 30 A REDONDO
La bufonería de Redondo está llegando a niveles que ni el comandante vaquero en tiempos de la cuarta urna pudo alcanzar, y en el camino va dejando un reguero de esqueletos que bueno fuera ir contándolos, para cuando le llegue la hora de sortearlos desde a la llanura a la que tarde o temprano volverá.
Es el presidente del Legislativo un tipo veladamente incapaz de desempeñar con eficiencia sus funciones, pero a la vez, también es increíblemente ágil a la hora de acumular detractores, sean del color que sean y llámese como se llamen.
El último de ellos, que no necesariamente es nuevo, fue el Colegio de Periodistas, que optó por clavar el hacha directamente en el tronco, poniéndole sus quejas a la comandanta Castro, ante el altanero trato recibido por parte de su súbdito, que desde la poltrona del circo que preside les despachó una amenaza que paró las orejas a todos ellos.
Les dijo el rechoncho parlamentario a los quejosos que más vale que se anden con pies livianos, pues ganas no le faltan a él y los suyos de ponerles el bozal para que la actualidad noticiosa se ajuste a su medida, sin las majaderías y mandracadas que lo ponen casi siempre a él como protagonista absoluto.
Y es que la actitud de Redondo no invita a otra cosa que no sea rumbarle candela, pues combina el honorable diputado los elementos necesarios para ocupar la base de la cadena alimenticia en la agenda pública catracha: incompetencia, soberbia y charlatanería.
Por eso y por la altivez con la que el legislador los ha tratado es que los periodistas agremiados acudieron a pedir auxilio a Presidencial, atribuyendo la insolente actitud del congresista a sus líos de faldas, que derivan en su incompetencia para sobrellevar con un mínimo de recato su vida personal.