CONTRATOS DE ENERGÍA PARALIZADOS

En medio de un escenario político de un huracán, el futuro de 18 contratos de adendas para la generación de energía en Honduras parece colgar de un hilo.

Con el presidente del Congreso Nacional desaparecido en acción—dicen por ahí que hasta ya han empezado a colectar para su rescate—y el secretario del Legislativo cayendo en desgracia a la velocidad de la luz, el destino de estos contratos es tan incierto como el paradero de los líderes legislativos.

Mientras nuestros intrépidos representantes andan escondidos, tal vez jugando al gato y al ratón con la realidad, expertos en energía y diputados más preocupados por la situación han alzado la voz. Están inquietos, como quien ve venir una tormenta y sabe que el paraguas más cercano está roto. Advierten que, si estos contratos no se discuten pronto en el Congreso, el impacto económico podría ser tan fuerte como la oscuridad de los apagones.

Kevin Rodríguez, un experto en temas energéticos, ha exigido una investigación exhaustiva, aunque tal vez deba armarse de paciencia.

Rodríguez se pregunta, por qué se esperó hasta que una de las plantas estuviera operativa para incluir su contrato en las adendas. “Los ciudadanos son los que sufren con el costo de la tarifa”, señaló, como si fuera una noticia nueva que en Honduras el pueblo siempre termina pagando la cuenta.

Y hablando de cuentas, aunque las tarifas se hayan congelado, los contribuyentes están actualmente pagando un kilovatio hora que tiene un costo 20% mayor al de 2023. Así que, si usted pensaba que al menos la energía se mantenía estable, pues… ¡sorpresa! En un país donde la estabilidad es un lujo y la transparencia una leyenda urbana, pagar más por lo mismo parece ser la norma.

Rodríguez también recordó que, según la ley de energía, los contratos debían ser enviados al Congreso dentro de un plazo de 60 días. Pero claro, en Honduras, ¿quién sigue las reglas cuando puede seguir su propia agenda? Han pasado más de 22 meses desde que debería haberse completado este proceso, lo que en tiempo legislativo debe ser algún tipo de récord. Mientras tanto, los contratos siguen en suspenso, esperando a que alguien en el Congreso se acuerde de que, además de jugar a las escondidas, también tienen un país que gobernar.

Share via
Copy link