CENTRALES HIDROELÉCTRICAS DESHIDRATADAS

 

Honduras y sus desastres energéticos, bien dicen algunos expertos que la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), no es más que el hoyo fiscal del Estado, drena y drena las finanzas y es como echar sal en agua.

Como si la crisis fuera poca ahora el gerente Erick Tejada, ha anunciado que dos centrales hidroeléctricas adicionales podrían quedarse secas en los próximos días si no llueve pronto. Siguiendo los pasos de la central Patuca III, las centrales de Arenal y Yaguala están al borde de la sed energética.

El Centro Nacional de Despacho, con su bola de cristal un tanto empañada, proyectó un déficit de hasta 160 megavatios para mayo, pero resultó que incluso los peores pronósticos fueron superados por el implacable calor. Jajajaja tal vez la próxima vez consulten con los chamanes meteorológicos en lugar de confiar en modelos científicos.

Tejada, casi como un mago de circo pulguero sacando conejos de un sombrero, explicó que la introducción de 192 megavatios al sistema ha mitigado parcialmente la crisis. Sin embargo, la magia no fue suficiente para salvar a Patuca III, que colapsó el 6 de mayo, mucho antes de su fecha prevista de extinción a finales de mes.

“El impacto del fenómeno ha sido brutal, más allá de lo esperado”, declaró Tejada, viendo de reojo el cielo esperando algún signo de misericordia meteorológica. Y añadió que la situación es igualmente crítica para Arenal y Yaguala, que están tan secas como un cactus en el desierto.

Si la sequía persiste y no llueve a finales de este mes, la central de Arenal, que aporta 60 megavatios, podría apagarse, agravando el problema de suministro energético en el litoral Atlántico. Es como si todo el sistema energético nacional estuviera esperando que alguien encienda el aspersor gigante de la naturaleza.

Pero lo peor es que, los técnicos especializados de la estatal pronostican que las cosas solo empeorarán si el parque de generación hidroeléctrica no se recupera en la época de invierno y no se realiza una buena planificación. Una obviedad tan sorprendente como decir que el fuego quema y el agua moja.

Las pobres centrales eléctricas están deshidratadas, y la población hondureña sigue navegando en un mar de problemas energéticos, esperando que la próxima tormenta traiga un poco de alivio a una situación cada vez más oscura y desesperante.

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