CNA CARLON: RENUNCIÓ, PERO NO A SU SUELDO
En un giro inesperado —aunque no sorprendente—, la titular del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), Gabriela Castellanos, ha revelado que en Honduras renunciar a un cargo público no significa dejar de cobrar el salario.
Sí, así como lo lee, ciudadano contribuyente estimado. Entre los beneficiarios de este innovador modelo de “trabajo remoto extremo” se encuentra nada menos que el exdiputado Carlos Zelaya, quien decidió apartarse del Congreso tras un escándalo de narcotráfico, pero su cuenta bancaria no ha sufrido el mismo destino.
Castellanos, visiblemente sorprendida, denunció que este esquema de “renuncia, pero sigo cobrando” no es exclusivo de Zelaya. Al parecer, varios exfuncionarios de la actual administración han encontrado una manera creativa de seguir disfrutando de los beneficios del cargo sin la molesta carga de ejercerlo. Entre ellos, mencionó a la exministra de Derechos Humanos, que al parecer sigue ejerciendo su derecho humano a recibir un jugoso cheque mensual.
“Estos pagos pueden indignar a cualquier ciudadano”, lamentó Castellanos, aunque claramente el Congreso Nacional y sus protagonistas parecen estar vacunados contra la indignación popular. La funcionaria hizo un llamado a los votantes para que recuerden estos pequeños detalles al momento de marcar su papeleta en las próximas elecciones, aunque en Honduras la memoria electoral tiene la duración aproximada de un estornudo.
Por si fuera poco, el CNA también sacó a relucir un informe que confirma lo que ya sospechábamos: el Congreso Nacional tiene una productividad que haría envidiar a una tortuga con resaca. Baja asistencia, baja producción legislativa, pero eso sí, un gasto que va en ascenso como si estuvieran legislando en el espacio sideral.
En resumen, Honduras sigue innovando en modelos laborales: trabajar sin cobrar sigue siendo un sueño lejano para muchos, pero cobrar sin trabajar es una realidad reservada para los elegidos.