CARLA AGARRA LAS COSAS DE CHANGONETA
Pelando jachas reaccionó la altanera ministra de Salud, Carla Paredes, cuando le recordaron el cargamento de algodón que llevó Jorge Cálix al Hospital Escuela, donde por falta de ese insumo tenían frenadas ellos las cirugías a los pacientes. “Soy demasiado espontánea para expresarme” dijo, obviando por completo el trasfondo del asunto.
Un trasfondo que tiene que ver con que la gente la está viendo prieta por culpa de su ineficiencia al frente de la Sesal, situación que se da de igual forma, aunque ella lo niegue aún con las evidencias reventándole en la cara, como el cachimbo de gente que colma las salas hospitalarias en busca de citas médicas, que siguen siendo escasas.
“Yo me disculpo, perdón” respondió ella al ser consultada por la iniciativa de Cálix, que si bien es cierto fue premeditada y pensada para las cámaras, no quita que el hombre resolvió en un santiamén lo que ellos no pueden resolver ni con todo el presupuesto que tienen, que no es poco.
Pero resulta que ella, por si no tuviese bastante ya con las metidas de pata de las últimas semanas, también se aventó esta vez a justificar que si hay cagadal en el sistema hospitalario es porque “venimos de una época en la que hasta el esparadrapo lo tenía que llevar el paciente en su bolsa”, que básicamente es lo que sigue pasando bajo su gestión pese a que no se ha dado cuenta.
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