CAPIRUCHA NO SE ESCAPA DE LA MALDAD DE TORMENTA SARA
La tormenta Sara, ahora rebajada a depresión tropical y a nuestra paciencia, se despidió dejando su huella en la capital hondureña, donde 383 personas permanecen distribuidas en 17 albergues habilitados por la Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC).
El alcalde Jorge Aldana informó que los daños estructurales ascienden a 20 millones de lempiras, aclarando que son “obras menores y pequeñas”, porque, claro, Tegucigalpa solo sufre “deslices leves”, como inundaciones y calles destruidas.
En cuatro días de lluvia, Sara provocó al menos 153 eventos en la capital, incluidos árboles caídos, calles dañadas, inundaciones y desprendimientos de tierra. Eso sí, el alcalde aseguró que todos estos incidentes ya fueron atendidos, porque si algo sobra en Tegucigalpa, además de baches, es eficiencia de emergencia.
Aldana, optimista como siempre, destacó que el barrio Los Jucos no reportó inundaciones, quizás sugiriendo que este podría ser el nuevo destino seguro para quienes buscan escapar del caos climático. Además, advirtió que “cuando la lluvia para, no significa que se terminó la emergencia”, un recordatorio útil para aquellos que creían que el suelo saturado es solo un problema en las clases de geografía.
Con equipos en monitoreo permanente y damnificados mirando al cielo con resignación, Tegucigalpa se suma al coro de ciudades que rezan para que la próxima tormenta traiga menos agua y más soluciones. Mientras tanto, los habitantes esperan que la reconstrucción no tarde más que las lluvias en volver.