CAOS, PROTESTAS Y TRÁFICO: EL MENÚ DEL DÍA

Si Alicia en el País de las Maravillas pensaba que su mundo era un delirio, claramente nunca puso un pie en Honduras un día cualquiera. Las calles son un tablero de ajedrez con manifestantes en cada esquina, el tráfico es un castigo y la paciencia es un recurso más escaso que los maestros en las escuelas públicas.

Este miércoles, los miembros del Comité Municipal en Defensa de los Bienes Públicos y Comunes de Tocoa decidieron que ya era hora de que la justicia despertara y se plantaron frente a la sede del Ministerio Público exigiendo respuestas por el asesinato del ambientalista Juan López. Claro, porque en este país los crímenes ambientales parecen recibir la misma atención que una hoja que cae en el bosque.

Mientras tanto, en San Pedro Sula, padres de familia y alumnos de la escuela República de México protestaron no solo por la falta de maestros, sino también por una auténtica piscina olímpica en medio de la calle que les impide llegar a clases. Quizás el Ministerio de Educación podría considerar incluir la natación en el currículo obligatorio.

Por su parte, la capital hondureña sigue fiel a su tradición de caos vehicular. Reparaciones interminables, semáforos que funcionan a conveniencia y la fiebre electoral con caravanas de “apoyo” han convertido a Tegucigalpa en el sueño húmedo de cualquier ingeniero de tráfico… de otro país, claro está.

En redes sociales, los ciudadanos manifestaron su frustración tras descubrir que, aunque salieron de sus casas con horas de anticipación, llegaron tarde a sus destinos. Pero bueno, el tráfico en Honduras no discrimina: aquí llegan tarde desde el empleado hasta el funcionario público (aunque este último suele tener la excusa del “compromiso oficial”).

Por si el menú del día no era lo suficientemente variado, las enfermeras profesionales también se sumaron a la jornada de movilización con un paro de brazos caídos en hospitales y centros de salud. Diferentes capítulos del gremio viajaron hasta Tegucigalpa para intensificar las protestas, lo que significa que, por hoy, el derecho a la salud se encuentra en modo “fuera de servicio, intenta más tarde”.

Así transcurre otro día en el País de Alicia, donde la realidad supera cualquier ficción y donde, si un día no hay una protesta, un paro o un embotellamiento monumental, algo está terriblemente mal. ¡Bienvenidos al País de Alicia!

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