BUENAS Y NO TAN BUENAS

¡Buenas noticias! Honduras celebra la educación, y por fin algo de inclusión, pero… ¿qué hay después del diploma?

En una emocionante ceremonia, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) hizo historia al otorgar su primer título en lenguaje Braille a Karen Yoselin Rodríguez Sauceda, destacada graduada de Pedagogía y Ciencias de la Educación.

Un hito para la educación inclusiva en el país, sin duda. El rector Odir Fernández no podía estar más orgulloso al declarar que la universidad ahora es “verdaderamente humana e incluyente”. ¡Bravo, UNAH! Un paso firme hacia la modernidad y el respeto a la diversidad.

Pero, como no todo es color de rosa. Mientras la educación inclusiva avanza, la fila del desempleo sigue creciendo a pasos agigantados. Sin querer ser aguafiestas, muchos graduados después de celebrar un título universitario pasan a inscribirse en la larga lista de “talentos no aprovechados”.

La UNAH entrega 1,564 títulos en dos días: futuros médicos, humanistas, científicos, abogados y hasta una monja con honores Magna Cum Laude – porque no todo es divino, también hay que planificar. ¿El problema? Pues que, al terminar las celebraciones y selfies con el diploma en mano, muchos de estos flamantes profesionales se encontrarán con la triste realidad: el mercado laboral de Honduras no está tan “inclusivo” ni abierto como los discursos universitarios.

Con o sin código Braille, las oportunidades parecen tener un solo lenguaje: “busque experiencia, pero no tenemos empleos disponibles”. Así que, mientras la UNAH avanza hacia la inclusión, Honduras se enfrenta al reto de evitar que los nuevos profesionales –incluso los más brillantes– se pierdan en la sombra del desempleo.

 

 

 

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