BORREGO E INJERENCISTA

Cuando se le llama “borregos” a los arrastrados de según qué político o partido político, suele ser porque el diccionario no ofrece otra alternativa para describir lo que hacen, que es dedicar buena parte de su tiempo a repetir como loras lo que dicen sus amos, sin cuestionarse absolutamente nada, ya que hacerlo implicaría poner en riesgo la hartazón del mes.

Que se lo digan si no al vicecanciller Gerardo Torres, que apenas tres horas después de que abrieran las urnas en Venezuela ya andaba retuiteando en X una pseudo encuesta “a boca de urna”, que otorgaba un margen favorable de 19 puntos al dictador Maduro respecto a su más cercano perseguidor, Edmundo González Urrutia.

Una publicación que hubiese pasado desapercibida, como casi todo durante la gestión de Gerardo, si no fuera porque “Lewis and Thompson”, la supuesta firma encuestadora que publicó los supuestos resultados que él retuiteó, no existe, pues se trata nada más de una página web falsa creada recién 18 días antes.

Según la RAE, el término “borreguismo” significa “actitud de quien, sin criterio propio, se deja llevar por las opiniones ajenas”, algo que calza a la perfección con el vicecanciller, pues él solo se dejó llevar por Rafael Correa, el convicto expresidente ecuatoriano que fue quien publicó en primera instancia el gráfico de la pseudo firma encuestadora.

Eso es lo malo que tiene el hecho de ponerse a pensar con el estómago y no con la cabeza, pues con un poquito de sentido común y amor propio uno bien puede fácilmente ahorrarse bochornos como éste y otros más.

Pero más allá de la vergüenza ajena que provocó el vicecanciller con su publicación, está el hecho de que lo que hizo también puede caber dentro de la definición de “injerencia” que tanto él como su jefe Enrique Reina reprochan a todo extranjero que opine sobre los asuntos catrachos.

Hablamos entonces de dos términos perfectamente compatibles que se han fusionado en un mismo personaje, sin provocarle alergias de ningún tipo, pues ya se sabe que eso de la autocrítica es un asunto para el que sí se requiere tener las neuronas justas y necesarias.

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