ARROCEROS ENFRENTAN DRÁSTICA CAÍDA
Los arroceros andan por la calle de la amargura cada año merma la producción, Comayagua, otrora bastión del arroz hondureño, ahora enfrenta mínimos históricos en producción. Los campos que antes rebosaban de oro blanco –no el de narcos, sino el de los humildes agricultores– hoy lucen tan desolados que hasta los pájaros han emigrado.
Hace no mucho, Comayagua podía presumir de una producción anual de 300.000 quintales de arroz, mientras el país alcanzaba un millón y medio. Hoy, según Mendoza, la cosecha nacional apenas araña los 400.000 quintales. En Comayagua, la cifra ha caído a unos tristes 100.000 quintales, y eso “con viento a favor”, que, en este caso, sería viento que al menos no arrase las pocas plantas sobrevivientes.
¿Cambio climático o cambio de gobierno?
Mendoza también señaló que el cambio climático está jugando al villano de esta historia. “Las lluvias están como el país: o demasiado caóticas o totalmente ausentes. No hay punto medio”, afirmó. Sin embargo, el clima no es el único culpable. La migración de mano de obra ha dejado los campos tan vacíos como las promesas de campaña electoral, mientras que los altos costos de producción han hecho que el arroz nacional sea un lujo reservado para los nostálgicos.
“Si seguimos así, en unos años Honduras dependerá completamente de arroz importado, y quién sabe si terminaremos comprándolo de algún país donde el arroz también esté en crisis”, advirtió Mendoza con ironía amarga. Según él, lo único que crece en el sector arrocero son las deudas, mientras los incentivos brillan por su ausencia, igual que el interés del gobierno en la agricultura local.