AQUÍ NO HAY QUIEN VIVA
No es que agarre a nadie por sorpresa, pero viene bien recordar de vez en cuando que la falta de chamba y la migración de catrachos, sobre todo a la USA, son dos de los más grandes obstáculos que se encuentra en el camino la economía catracha, que lejos de alzar vuelo se hunde cada vez más en el fango, con las barrabasadas que paren los eruditos del gobierno refundidor en materia económica.
Por ahí se tiró precisamente Daniel Fortín, el patrón del empresariado capitalino, que reconoció que en este potrero llamado Honduras sí se abren nuevas empresas de vez en cuando y a pesar de los pesares, pero que aun así son más las que cierran, dejando el saldo en negativo. “Empresas se abren, pero luego se cierran y no logramos aumentar a lo que nosotros queremos”, explicó.
Y es que razones hay y de sobra para que la mayoría de ellas no sean capaces de aguantar el trote, pues “la extorsión, la tramitología de permisos y la falta de dinero de las personas” ponen todo aún más cuesta arriba, según el empresario, dando como resultado que quienes anden con la bulla de emprender, mejor no se arriesguen e inviertan el billete en agarrar camino rumbo al norte.
La consecuencia de todo el desbarajuste, que además es desatendido con espasmo por parte de las autoridades de la refundición, es que a fin de cuentas los pocos valientes que deciden quedarse mejor se avienten a vender sus vainas en las calles, robusteciendo una economía informal que no reporta dividendos a las arcas del Estado. “Nos alegra que la gente haga su emprendimiento, pero estos emprendimientos que la gente sale a vender a las calles son emprendimiento informal”, razonó Fortín al respecto.