APLAUSOS A ALDANA

Hubo que esperar 26 años para que un alcalde de la capirucha se honrara en homenajear como Dios manda la memoria del exedil cachureco, César “el Gordito” Castellanos, fallecido trágicamente en 1998, mientras le rumbaba maceta durante el Mitch. Y fue nada más y nada menos que el refundidor Jorge Aldana quien lo hiciera, pues ninguno de los sucesivos alcaldes azulejos que tuvieron la guayaba capitalina desde entonces tuvo la cortesía, pese a tratarse de su correligionario.

Y lo hizo precisamente en una plaza llamada “César Castellanos”, en el sector de la Alameda, donde acompañado de su mujer llegó a colocar un busto del Gordito, quien un día como hoy murió junto con otros tres malogrados cuando el helicóptero en que viajaban para inspeccionar los cagadales del huracán cayera minutos después de despegar desde Toncontín.

Un homenaje de gordito a gordito, donde no hubo asomo de resquemor por la militancia política entre ambos, sino solamente el loable gesto de un edil capitalino que tendrá mil defectos y la habrá planchado de mil maneras durante sus dos años y medio de gestión, pero que en esta ocasión se saltó la barba con un evento por el cual no queda más opción que aplaudirle.

Por si fuera poco, para que la cosa no solo sea llamarada de tusa, instruyó Aldana que a partir de ahora y cada año para esta fecha, se realizará igualmente un homenaje al que acertadamente llamará “Ciudadano de Buen Corazón”, en honor a la memoria del difunto y añorado exedil.

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