ALGO ESCONDE EL MACHETERO
Medio mundo anda preguntándose qué será lo que trata de esconder el machetero Mario Moncada, al que la prensa deportiva le anda soplando en la nuca por haber mandado sacar del estadio Nacional, en la capirucha, a un equipo de prensa que andaba por ahí haciendo su trabajo, tratando de informar cómo va el eterno proceso de construcción de una de las graderías del recinto.
Quizás tenga que ver con las verdades que le cantaron recientemente los de la Concacaf, a los que impidió retransmitir desde el lado de los palcos el Motagua-Cincinnati, para que no expusieran estos por televisión el tono gris de la vergüenza de la gradería en construcción, que lleva en las mismas desde hace ya casi dos años.
Comentan las malas lenguas que el machetero ministro de la Condepor incluso extendió la prohibición de grabar a la mismísima grama del estadio, que como bien se sabe, costó 32 millones y medio de pesos, que es más de lo que costó la del imponente y legendario Santiago Bernabéu, en España, uno de los mejores cuchitriles de fútbol del mundo.
Un billetal que, sin embargo, no ha sido suficiente para al menos haber dejado un césped decente, pues éste, a la mínima tormentilla o tras dos o tres potras seguidas, empieza a dejar notar varias partes pelonas, que ya en la tele avergüenzan a cualquiera, aunque no tanto como a los que la ven en directo en el estadio.
Sabrá Dios entonces si son esas las razones que tienen al machetero con las antenas bien paradas, pues no debe ser bonito vivir jactándose de obras que, al mínimo de exigencia que les toca, exponen la chambonada con que fueron ejecutadas.