ACTO DE PIRATERIA GUBERNAMENTAL

En una velada invocación de su espíritu revolucionario, el gobierno catracho a través de Conatel decidió asaltar, sin previo aviso y a la brava, la retransmisión de la potra de la H en el Azteca.

Horas después del anuncio y de su perturbadora consumación, eso sí, aún está por verse cuántos cristianos optaron por engrosar las audiencias del canal del pueblo, al que muchos más bien daban por muerto.

Y muertos, aunque de la rabia, deben estar los mandamases de la televisora privada dueña de los derechos, ya que, a la agónica y adulterada derrota de la Bicolor sobre el césped, debieron sumar la impotencia ante la arremetida de los piratas estatales.

Arremetida ejecutada al más puro estilo de los madrugones del Congreso: incrustando a la fuerza sus decisiones mientras la embobada fanaticada invertía sus esfuerzos en los cariñitos dedicados al guanaco Barton, cabeza de turco de toda la movida.

Las cartas están sobre la mesa; el gobierno de la refundación sigue dando avisos claros de qué tan afilados tiene las uñas y los dientes y qué tan dispuesto está a usarlos para hacerse notar. Esos son sus principios, y para el que no le gusten, tiene otros. No hubo “Aztecazo”, pero habrá que conformarse con el “Conatelazo”.

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