¿A CUÁNTO SALIÓ LA BROMA?

Centenares de burócratas y activistas de bajo y mediano pelaje se dieron cita en la capirucha en la víspera de la conmemoración de la independencia patria para atender el llamado a la movilización que les hicieron la comandanta Xiomara y el comandante Mel, dizque porque sienten pasos de animal grande con un golpe de Estado que por ahora solo ellos han visto.

Una movilización que, por supuesto, costó varios milloncitos, aunque por ahora no se sepa cuántos exactamente; porque no hace falta ser muy listo para saber que eso de trasladar en buses a tanta gente desde tierra adentro no es comida de trompudo, y si a eso se le suma el costo de la paralización del tráfico vehicular en la capirucha, que ya de por sí es infernal, ni digamos.

Según algunos sobalevas de la refundición, “miles” fueron los activistas que acompañaron la marcha “en defensa de la democracia”, y si a esos miles les calculamos dos tiempos de comida por cabeza más el implícito costo de su traslado hasta la capital del reino, el cuentón sigue subiendo hasta alcanzar niveles que deberían ser sonrojantes para un país tercermundista.

Video de la movilización (cortesía):

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Llegados a este punto, la pregunta es lógica y obligatoria: ¿Quién pagó la cuenta? El año pasado, allá por agosto, el gobierno refundidor convocó una movilización de similar calibre que, según los cálculos hechos a ojo de buen cubero por parte de algunos analistas, salió a razón de 50 millones de pesos. Y si le creemos a los lacayos de la refundición que dicen que la de este 14 de septiembre fue aún más concurrida, hágase usted una idea.

Obviamente, por aquel entonces los refundidores no tardaron en salir al paso para intentar frenar lo que consideraron “puras especulaciones”, jurando por sus santos mártires que el billete había salido de las arcas del partido refundidor y no de las arcas del Estado manejado por ellos mismos; lo que significa que, tanto por un lado como por el otro, nadie los puede fiscalizar.

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Tras la congregación de los activistas, eso sí, no tardaron en empezar a circular videos de los fiscalizadores de la refundición, cuyo quehacer antes, durante y después de la marcha fue apuntar en sus cuadernos a los que dijeron presente, para que ninguno de ellos se quedara sin su tiempo de comida y todos pudieran conservar su chambita.

O al menos eso es lo que se sabe hasta ahora, pues habrá que dar tiempo a que salgan las revelaciones de aquellos burócratas a los que obligaron a asistir a la marcha y se negaron, ya sea por dignidad o por pereza. Pero esa es ya harina de otro costal, porque en lo referente al pistal que costó el caprichito aún queda la duda principal de quién fue el que pagó todo. ¿A caso fue el comandante el que se hizo cargo destinando alguito de la mitad del billete que le tocó? Nunca se sabe.