NI EL POLLO QUIERE A LUIS
No debe ser fácil ser Luis Zelaya, el colorado resentido que dedica ahora su tiempo a chispear veneno en todos los medios de comunicación que le den cabida, a través de los que incluso ya amenazó con lanzarse nuevamente en busca de la guayaba, aprovechando que en el Partido Liberal están en época de rebajas aceptando cualquier babosada.
Y no debe ser fácil porque entre sus correligionarios no parece haber siquiera uno solo que lo tenga bien visto; ni siquiera el Pollo Contreras, cuyo estado de ánimo ya se sabe que funciona según la Luna. “Sería una locura que se tirara nuevamente”, le dijo el edil sampedrano en una radio de la “capirucha” donde suele dejar él un par de buenos titulares cada vez que interviene.
“Yo creo que ya dos intervenciones en política, el no haber ganado las internas y haber perdido una general es suficiente ejercicio para él”, le dijo además el Pollo, asegurando, eso sí, sentir por él “mucho aprecio, mucho respeto”, algo que Luis no debería creerse tanto, porque lo mismo acostumbraba decir el alcalde de Xiomara Castro antes de tirársele de voladora al pecho para reprocharle cualquier dundera.
Pero es Luis un hombre terco, y más aun sabiendo que cuenta con el respaldo disimulado de Mel Zelaya, que lo quiere incrustar en las entrañas del liberalismo para montarlo como su caballo de Troya y acabar de desbaratar lo poco que queda en pie en la cueva colorada, donde a fuerza de fichajes de relumbrón andan estos días asomando la frente tras 15 largos años de sequía.
Aun así, sus fracasos electorales del pasado reciente han sido sonoros y se antojan para Luis como un duro lastre si es que pretende salir airoso de una eventual precandidatura, a la que, además de Mel, falta que ver quién más se une, porque es sabido que el susodicho tiene el mismo nivel de simpatía que la refundidora Rixi Ramona, quien por lo menos tiene el respaldo del talonario de Casa Presidencial para compensar
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