EL CASO SARAHI CERNA

Debe estar relinchando de a gusto Sarahí Cerna tras haber sido nombrada por la comandanta Xiomara Castro como nueva ministra de la Presidencia en sustitución de Rodolfo Pastor, aunque al mismo tiempo debe tener la temblequera bien metida en el cuerpo por no tener ni la mínima idea de qué es exactamente lo que tendrá que hacer en su nuevo puesto.

Un cuestionamiento más que razonable en vista de que ni siquiera en su actual cargo como ministra del Trabajo, del que lleva agarrada dos años y medio, ha demostrado ser una enchambada que esté a la altura de las expectativas, pues es un secreto a voces entre la “mapachera” que ahí labora que quien realmente le vuela maceta en esa dependencia estatal es su asesor, y ella únicamente posa para las fotos.

Pero, tras el nombramiento, que no tiene pinta de haberse dado por meritocracia, sigue en el aire la duda de si seguirá ella igualmente al frente de la Secretaría del Trabajo, cobrando de ahí su sueldo de forma casi religiosa al mismo tiempo que también lo cobre de su nueva chamba, porque en el tuit alusivo que publicó la “presi” no se esclarece ese asunto.

Lo que sí dejó clarito es que será a partir del 1 de julio cuando Sarahí agarrará oficialmente la nueva guayaba, como dándole chance para que siga ella dándose la gran vida en Ginebra, capital de Suiza, donde lleva ya tres semanas a boquita qué querés sin saberse muy bien por qué o para qué.

Pero son gustitos que habrá que ver si se los sigue dando en la Secretaría de la Presidencia, de donde su antecesor Pastor casi nunca salió de su oficina; porque también es muy conocida la debilidad de Cerna por los viajecitos en avión pagados siempre a costillas del populacho. Y quizás haga bien, porque el día que vuelva a la llanura probablemente solo vea las aeronaves de lejitos.

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