EL BURRO HABLANDO DE OREJAS
El super ministro de Planificación de la Refundación, ese ilustre orador que no pierde ocasión para insultar y despotricar contra todo aquel que osa pensar diferente, parece no haber notado la hierro.
Ricardo Salgado, nuestro vociferante defensor de la uniformidad ideológica, no escatima en adjetivos despectivos para calificar a los libertarios locales, a quienes tacha de “una pésima copia de Milei” y “ignorantes absolutos de la realidad”.
Es curioso que el superministro critique a los demás por reducir sus argumentos a “insultos trillados y francamente ridículos” ¿Cómo llamará a lo que él hace?
Salgado, en su infinita sabiduría, nos ilumina con su análisis profundo y sagaz, asegurando que los libertarios creen que llamarlos “zurdos” es un insulto devastador. ¡Oh, el horror de ser etiquetado con tan temible apodo! Si dice que para ellos eso es un halago.
No contento con atacar a los libertarios, nuestro super ministro también se lanza contra los cachurecos, quienes, según él, tratan de desmarcarse de la “mácula dejada por el Califa JOH”. Parece que el señor Salgado no ha encontrado aún una teoría de conspiración o una generalización simplista que no le encanta.
En resumen, tenemos a un super ministro que se dedica a despotricar contra los insultos usando… más insultos. El burro hablando de orejas nunca había sido una metáfora tan perfectamente encarnada.