¡POLLO EN HUELGA!

Volvió el Pollo Contreras a las andadas, si es que alguna vez las abandonó. En pleno parque central de San Peter se aplastó en una silla desde la que asegura que se mantendrá en firme en huelga de hambre hasta el gobierno de la refundación cumpla su compromiso de honrarlo con el pago del billete de las transferencias.

“Señora presidenta, estoy en huelga de hambre porque Finanzas no nos ha pagado las transferencias. Nos deben 240 millones”, reza el mensaje manuscrito que plasmó en un cartón, como creyendo el muy terco que así dará más lástima.

Asegura el alcalde que va muy en serio y no se le cruza por la mente echar el culo al charral, jurando por San Pedro Apóstol que “solo voy a ingerir líquidos, no voy a ingerir nada de sólidos”, pues es lo mínimo que los “jampedranos” esperan de él, como “presidente” de la ciudad.

Lo raro a esta hora es que no se le haya sumado a la huelga su amada “primera dama de la ciudad”, que normalmente no se le despega ni para ir al baño. Los que sí lo acompañan son los dos que tres incautos que llegaron a plasmar su firma sobre el documento con el que espera el edil doblegar a los de Gobernación y Finanzas, que siguen sin pararle bola.

“La paciencia tiene su límite y ya la nuestra se colmó”, dijo el personaje, asegurando que no hay razón para que desde la “capirucha” le sigan negando el billete, pues jura que toda la documentación pertinente “está subsanada”, aunque los aludidos sigan sosteniendo lo contrario.

Pero no es la primera vez que el Pollo sale con una barrabasada de tal calibre, ya que en 2020 también se le ocurrió amarrarse frente a uno de sus Power Chicken como protesta por la clavada que le dio la ENEE con el recibo en tiempos del cachurequismo, sin que el show le haya servido de mucho, porque al quinto día le pudo más el hambre.

Así que las proyecciones apuntan a que esta vez no será distinto, porque el objetivo del hombre no es la huelga en sí, sino mas bien seguir dando lástima para quedar cachetón con sus ciegos partidarios, que le creen todo pese a que la realidad sea casi siempre muy distinta a la que él pinta.

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